No sé porque vuelvo a escribir sobre este tema, tan comentado por este servidor, sin que ni siquiera las autoridades hagan algo, quizás lo hago por aquello de que ser manzanillero no es un gentilicio sino una forma de ser, quizás sea por ese orgullo manzanillero que muchos llevamos dentro, pero lo cierto es que no me cansaré de escribir y escribir sobre esta ciudad necesitada de tantos y tantos corazones.
Pero lo cierto es que Manzanillo fue una ciudad, hace tiempo que dejo de serlo, ahora nos hemos convertido en una aldea olvidada en el mapa, es cierto duele decirlo, pero esa es la verdad, hay quienes me critican porque todo lo critico y a todo le cojo faltas sin ver las cosas buenas, otros que dicen que soy demasiado pesimista, pero yo soy una persona muy realista y ese realismo es el que me impulsa a hablar de Manzanillo.
Hemos dejado destruir a nuestra ciudad, todos nosotros, los manzanilleros nos hemos acostumbrado a dejárselo todo al gobierno, a esperar que arreglen nuestras casas, a que las pinten, a que remocen las falladas, pero ni el nuestro ni ningún gobierno en el mundo, puede darse el lujo de llegar hasta el último ciudadano, esto es un error y esa estúpida esperanza nuestra como manzanilleros, permitió que la ciudad se deteriorara a lo largo de estos años, el país tiene una grave crisis económica, todos los sabemos, pero es nuestro deber como ciudadanos arreglar nuestras casas y así de esa forma contribuimos al mejoramiento de la imagen de cualquier ciudad.
Pasa el tiempo y siempre al volver, pues en estos momentos y ya hace mucho, no vivo en Manzanillo, regreso con la esperanza de encontrarme una ciudad con otros aires de renovación, pero la realidad es otra o más bien la misma, las calles llenas de baches, las aceras destruidas, los edificios algunos apuntalados y otros en total deterioro y/o abandono, uno se detiene en cualquier calle del centro o de algún barrio y extiende la mirada y todo es gris, apenas hay casas pintadas, no existen áreas verdes, los pocos parques que existen también deteriorados, las unidades de gastronomía con pésima imagen y en igual situación está el espíritu del manzanillero común, hemos perdido el sentido de pertenencia, pues estas cosas anteriormente señaladas dañan nuestra psiquis aunque aparentemente no lo notemos.
Hace un año aproximadamente en vísperas del 225 aniversario, el gobierno en el municipio anunciaba la futura recuperación de algunos edificios emblemáticos por su arquitectura ecléctica, pero nada de eso se ha materializado, no entiendo porque llenan al pueblo de mentiras y falsas promesas que ellos mismos saben que no pueden cumplir, no quiero que nadie diga que es culpa del bloqueo norteamericano, porque eso es mentira, pues hay ciudades en Cuba que si pueden lograrlo y otras que no, estamos muy necesitados de dirigentes que arrastren pueblo y hagan mucho por esta ciudad, necesitamos liderazgo para echar para adelante esta ciudad en ruinas.
Ahora ya no es el 225 aniversario, es el 150 aniversario del inicio de las luchas de independencia en Cuba, para la cual han anunciado planes constructivos y mucho mucho humo, pero como ya advertí con comentarios en algunos sitios web de la prensa provincial sobre el tema, no hay tiempo y ya estamos casi en mayo y no se acaban de materializar estas ambiciones.
En Manzanillo el desinterés, la apatía, la falta de sentido de pertenencia y otros males han calado muy profundo, pues es algo que se palpa a diario, ejemplo es el poco control en las obras constructivas, si inician una obra llegan un día abren un hueco de cimentos , a la semana van ponen una piedra, al mes repellan y a los 6 pintan, es así, en otros casos todo es maratónico, construyen o reparan algo en ocasión de alguna “fecha especial” y al final es un pésimo trabajo el que se hace, luego se gasta más pues hay que volver a repararlo todo y el pueblo es el que paga todo esto.
Manzanilleros por favor recuperemos nuestra ciudad, hagamos de ella nuestra casa para vivir, no se queden en sus casas a ver la vida pasar delante de sus ojos, exijan más, no importa aquello de que una golondrina no compone primavera, con una piedra se comienza un castillo, juntos podemos volver a poner nuestra ciudad en el mapa, pero tenemos que ver nuestra ciudad como lo que es y llevarla verdaderamente por dentro.