18 de abril de 2019

Sentimientos hacia una capital

Las capitales o el concepto de ciudad capital ha existido desde hace mucho tiempo, algunas "de facto", otras impuestas por sobre otras ciudades, algunas construidas desde cero y otras porque verdaderamente se lo han ganado, pero en el caso de hoy y de este comentario solo haré referencia a algunos aspectos de la realidad cubana y personal.

Habría que preguntarnos como cubanos si verdaderamente vemos a La Habana como nuestra capital, como la ciudad que representa todo un país, pues como dice un viejo y conocido dicho popular: La Habana es Cuba. Pero respecto a esa frase hay mucha discordancia, pues ni La Habana verdaderamente es Cuba ni Cuba es La Habana. Más aún cuando como orientales sentimos un sentimiento más cercano a la ciudad de Santiago de Cuba, que a pesar de haber ostentado en un lejano pasado el título de capital de la república, luego el de capital de la antigua provincia de Oriente y finalmente de la propia provincia homónima. Santiago de Cuba que para muchos de nosotros los orientales sigue siendo nuestra capital.

Y hablando de Santiago y de La Habana, tengo necesaria y obligatoriamente que hablar de diferendo histórico Bayamo-Manzanillo, la primera como la capital impuesta sobre una zona (Guacanayabo) que aún después de tanto años sigue teniendo mucha retinencia y rechazo, la segunda como en lo que aquella decisión le ha provocado: la segunda ciudad, la que intento serlo pero no pudo.

Y es que el proceso revolucionario cubano trajo cosas buenas pero otras aún siguen siendo malas, como la absoluta centralización de decisiones y recursos, que recae en la capital del país y luego las capitales de provincia. Ahora con la nueva constitución, según dice el texto dotará a los municipios de autonomía y decisiones propias, le permitiría a los municipios tener mayor control de recursos y presupuestos. Pero eso dice el texto, habría que ver, habría que ver si en verdad esto se aplica cabalmente o queda engabetado como muchas otras cosas de nuestra realidad.

Ya el mal está hecho, hay muchas ciudades como Manzanillo que están destruidas y no cuentan con los recursos ni para preservar algunos de sus elementos patrimoniales, sigo insistiendo en que lo mejor para Manzanillo es independizarla de Bayamo, quitarnos el pie de arriba como se dice en buen cubano, esta es la solución definitiva a tanta desdicha, pues a pesar de todo la gente que vive en los municipios de la región costeña o sea del Guacanayabo, siguen viendo y sintiendo en Manzanillo la capital que nunca tuvieron.

12 de abril de 2019

El yate que no regresó

 
 
Han pasado ya muchas semanas desde que aquel esperado yate tocó las costas manzanilleras, según habían anunciado por aquel entonces, sería la primera de muchas veces que el yate regresaría a la ciudad. 

Los manzanilleros apilados por cientos en un improvisado (no por desconocimiento) recibidor o pequeña terminal marítima, a la espera de aquel momento, aquel día la ciudad vivió una escena grotesca, ridícula y penosa, pues como lo critiqué en su momento, me pareció vergonzoso que los manzanilleros recibieran aquel reducido grupo de turistas, encabezados por la embajadora de Grecia, como si fuesen extraterrestres bajando de una nave nodriza, ¿qué dirían nuestros bisabuelos de tal escena dantesca?, una ciudad cuyo pasado de tan solo 60 años atrás comerciaba directamente con Europa y América mediante su puerto, el mismo puerto que ya nos han arrancado, como si fuera un estigma que había que borrar como un mal recuerdo de un pasado glorioso.

Aunque parezca que me he desviado del tema central, no lo he hecho, pero era necesario aclarar ciertas cosas que nosotros los cubanos lamentablemente vamos olvidando, por desgracia hemos olvidado cosas terribles de nuestra historia reciente, pero retomando el tema del yate, se nos dijo casi como una promesa que el yate visitaría la ciudad un par de veces al mes, trayendo la esperanza de un mejor desenvolvimiento de la economía local, pero desde aquel día solo han volado las gaviotas frente a las costas del malecón manzanillero.

Y por desgracia, nuevamente seguimos en esta larga letanía esperando un futuro que no acaba de llegar, mientras las prometidas reparaciones de nuestros más emblemáticos edificios quedan en el olvido, quizás justificadas injustamente de un desastre ocurrido demasiado lejos hacia al oeste ó simplemente por lo de siempre: la desdicha de ser la única de las ciudades cubanas a la que se le arrebató su desarrollo en época revolucionaria en pos del desarrollo de la capital de una ficticia provincia por la que nunca nos hemos sentido del todo identificados.

6 de abril de 2019

Realidades cubanas: Un viaje en tren

Desde este post, iniciaré no de forma continua pero sí regularmente una serie de escritos sobre cotidianidades de la realidad en el archipiélago cubano (no sé porque muchos dicen isla).

Pues mis amigos queridos, ayer vine a la ciudad(o lo que queda de ella) en el tren(ahora reducido a un coche motor) en el que sería un viaje normal, pero aquí les cuento la historia: primero en horas de la mañana estuve casi 30 minutos llamando a la estación de trenes en Bayamo, para preguntar si saldría o no el tren hacia Manzanillo, como dije casi 30 minutos pero nadie atendía el teléfono, algo que se ha hecho habitual no en todos, pero sí en muchos lugares, estoy seguro que las "compañeritas" estaban en alguna conversación o reunión sobre la novela de turno.

Finalmente y después de conocer de la salida del tren, planifico el viaje y lo hago, porque venía con mi hijo de casi 4 años y aunque viajar en "camiones" es lo mejor y más rápido, no me gusta hacerlo cuando viajo con el niño, porque viajar se ha convertido en una inseguridad en Cuba, pues en ocasiones hay semanas que casi a diario ocurren accidentes de tránsito con pérdidas de vidas humanas y realmente me da miedo, así que el tren es la mejor opción al menos para mí, es más barato, un poco más cómodo aunque sí más lento.

Bien el meollo del viaje ocurre minutos antes de salir el tren, avisan que el tren quedaba pendiente de viajar y casi qué suspendido porque había venido con problemas, todo esto después de haber vendido los pasajes y con una terminal llena de personas que se disponían a viajar, los ánimos se fueron caldeando a lo que un grupo de personas entre ellas yo, nos dirigimos hacia el funcionario al frente de la estación y planteamos nuestra queja, su respuesta como muchas otras carentes de una firme y convincente respuesta, básicamente fue que podíamos irnos o esperar hasta que repararan el tren.

Lo peor de todo y lo más triste, es que la mayoría de las personas estaban muy cómodas sentadas en sus asientos sin hacer nada, sin reclamar un derecho que nos pertenece, es triste pero en esta provincia la gente tiene miedo a todo. No me quedé sentado como los otros y al igual que otras personas, hice un par de llamadas, una queja aquí y otra halla, y finalmente con casi 40 minutos de retraso partimos con destino Manzanillo.

Y en medio de la indignación, escuché a un señor que dijo que en Japón el tren se había retrasado en 20 años solo 5 minutos, no sé si es cierto, pero estoy seguro que debe serlo, aquí es una norma, una meta, una realidad, cómo lo es el maltrato en todos los lugares, la violación de horarios, la falta de respuestas, la falta de todo, pero por encima de todo la falta de valor para cambiar esta realidad que tanto nos afecta.