Desde
este post, iniciaré no de forma continua pero sí regularmente una serie
de escritos sobre cotidianidades de la realidad en el archipiélago
cubano (no sé porque muchos dicen isla).
Pues
mis amigos queridos, ayer vine a la ciudad(o lo que queda de ella) en
el tren(ahora reducido a un coche motor) en el que sería un viaje
normal, pero aquí les cuento la historia: primero en horas de la mañana
estuve casi 30 minutos llamando a la estación de trenes en Bayamo, para
preguntar si saldría o no el tren hacia Manzanillo, como dije casi 30
minutos pero nadie atendía el teléfono, algo que se ha hecho habitual no
en todos, pero sí en muchos lugares, estoy seguro que las
"compañeritas" estaban en alguna conversación o reunión sobre la novela
de turno.
Finalmente y
después de conocer de la salida del tren, planifico el viaje y lo hago,
porque venía con mi hijo de casi 4 años y aunque viajar en "camiones" es
lo mejor y más rápido, no me gusta hacerlo cuando viajo con el niño,
porque viajar se ha convertido en una inseguridad en Cuba, pues en
ocasiones hay semanas que casi a diario ocurren accidentes de tránsito
con pérdidas de vidas humanas y realmente me da miedo, así que el tren
es la mejor opción al menos para mí, es más barato, un poco más cómodo
aunque sí más lento.
Bien
el meollo del viaje ocurre minutos antes de salir el tren, avisan que
el tren quedaba pendiente de viajar y casi qué suspendido porque había
venido con problemas, todo esto después de haber vendido los pasajes y
con una terminal llena de personas que se disponían a viajar, los ánimos
se fueron caldeando a lo que un grupo de personas entre ellas yo, nos
dirigimos hacia el funcionario al frente de la estación y planteamos
nuestra queja, su respuesta como muchas otras carentes de una firme y
convincente respuesta, básicamente fue que podíamos irnos o esperar
hasta que repararan el tren.
Lo
peor de todo y lo más triste, es que la mayoría de las personas estaban
muy cómodas sentadas en sus asientos sin hacer nada, sin reclamar un
derecho que nos pertenece, es triste pero en esta provincia la gente
tiene miedo a todo. No me quedé sentado como los otros y al igual que
otras personas, hice un par de llamadas, una queja aquí y otra halla, y
finalmente con casi 40 minutos de retraso partimos con destino
Manzanillo.
Y en medio de
la indignación, escuché a un señor que dijo que en Japón el tren se
había retrasado en 20 años solo 5 minutos, no sé si es cierto, pero
estoy seguro que debe serlo, aquí es una norma, una meta, una realidad,
cómo lo es el maltrato en todos los lugares, la violación de horarios,
la falta de respuestas, la falta de todo, pero por encima de todo la
falta de valor para cambiar esta realidad que tanto nos afecta.
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