Anoche me acosté a dormir como ya se está haciendo de costumbre por supuesto al lado de mi novia, todas las luces estaban apagadas y como todas las noches nos pusimos a charlar un rato sobre nuestras vidas.
Mi novia tenía recostada su cabeza sobre mi pecho y nos pusimos hablar de nuestra relación, nuestro futuro matrimonio y de la vida de ambos, y entonces vino a la luz un tema que ya nos había sacado no pocas lágrimas en una conversación del pasado.
Fueron esas palabras pronunciadas por su boca, fueron esos sentimientos muy profundos que sacaron lágrimas de mi corazón, no sé si antes había vivido algo así, supongo que no, pero mi novia ha llegado tan hondo y ha llegado a comprenderme tanto, que siempre me sorprende y cada día más.
Ella ha venido a suplir todo ese amor que durante tantos años estuve necesitando, ese abrazo fuerte, ese beso intenso, el no querer verme triste o deprimido, la preocupación constante por hacerme sonreír, el llenar ese inmenso vacío de soledad y esas inmensas ganas de hacerme feliz, yo se que no se dio cuenta, pero ahí estaba yo, con mi rostro empañado por las lágrimas en medio de la oscuridad, y no fue por tristeza, mas bien por felicidad, antes habían sido de tristeza, ahora son de felicidad.
Gracias por hacerme feliz.
Mi novia tenía recostada su cabeza sobre mi pecho y nos pusimos hablar de nuestra relación, nuestro futuro matrimonio y de la vida de ambos, y entonces vino a la luz un tema que ya nos había sacado no pocas lágrimas en una conversación del pasado.
Fueron esas palabras pronunciadas por su boca, fueron esos sentimientos muy profundos que sacaron lágrimas de mi corazón, no sé si antes había vivido algo así, supongo que no, pero mi novia ha llegado tan hondo y ha llegado a comprenderme tanto, que siempre me sorprende y cada día más.
Ella ha venido a suplir todo ese amor que durante tantos años estuve necesitando, ese abrazo fuerte, ese beso intenso, el no querer verme triste o deprimido, la preocupación constante por hacerme sonreír, el llenar ese inmenso vacío de soledad y esas inmensas ganas de hacerme feliz, yo se que no se dio cuenta, pero ahí estaba yo, con mi rostro empañado por las lágrimas en medio de la oscuridad, y no fue por tristeza, mas bien por felicidad, antes habían sido de tristeza, ahora son de felicidad.
Gracias por hacerme feliz.
1 comentario:
Los que descubrimos la felicidad nunca mas dejamos de ser feliceces,porque la felicidad no es otra cosa que el placer de ser quien soy y de tener lo que tengo.
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