Tras varias varias décadas los juegos olímpicos regresaban a Australia, en esta ocasión la costera ciudad de Sydney los recibía con los brazos abiertos, juegos que fueron catalogados posteriormente como los mejores de la historia en su momento.
Sydney y sus ceremonias (inauguración y clausura) serán recordadas por la grandiosidad con que fueron ejecutadas, dirigidas por el famoso director artístico australiano Ric Birch quien ya había participado en los equipos realizadores de otras ceremonias como Los Ángeles 84, Barcelona 92, Salt Lake City 2002, Turín 2006.
La gran experiencia de Ric Birch permitió ofrecer una grandiosa ceremonia inaugural, en la que el agua, la flora, el fuego, los aborígenes y la colonización australiana estuvieron presentes.
La ceremonia comenzó con el ya habitual conteo regresivo, luego varios jinetes formaron los 5 aros olímpicos y posterior inició el momento artístico de aquella noche, la ceremonia giró en torno al sueño de una niña que había ido a tomar el sol a la playa y quedo dormida, en su sueño fue sumergida en las profundidades del océano y al despertar encontró a un estadio convertido en un inmenso océano lleno de peces y una variedad de vida submarina, esta sección se llamó "El sueño del mar profundo".
Luego vinieron otros momentos como uno dedicado a la flora de Australia, en esta sección todo el estadio se trasformó en un paisaje lleno de flores que eran interpretaciones de bailarines, inmensas coreografías formaban flores, pétalos, capullos; posteriormente el fuego se hizo presente en el estadio en otra sección, de esta manera se recorrió la historia de Australia vista a través de una niña, vinieron otros momentos como la colonización de la isla-continente y finalmente la visión del futuro prometedor.
El momento cumbre sin dudas fue el encendido del pebetero que desde la edición de Barcelona 92, había sido transformado en el mejor secreto guardado, quien encendería el pebetero fue un misterio casi hasta el último minuto, finalmente Katy Freeman una deportista de origen aborigen fue la seleccionada, la elección no fue casual, de este modo se puso fin a un largo período marcado por el desprecio y/o racismo hacia los aborígenes australianos.
El penúltimo relevo pasó la antorcha a Katy Freeman, quien vestía un traje muy pegado a la piel como para bucear, Katy subió unas escaleras que conducían a una especia de pequeño lago cubierto por agua, el cual se encontraba en el medio de la orquesta que ofreció su melodía a la ceremonia, Katy muy emocionada se posicionó en medio del agua y condujo la antorcha que sostenía en una de sus manos hacia el agua la cual comenzó a desprender fuego, entonces emergiendo del agua y a la vista de todos, comenzó a elevarse el pebetero a través de Katy, puesto que el pebetero tenía un hueco en el medio en donde se encontraba Katy, el pebetero emergió y una cascada de agua caía alrededor de Katy, de esta manera el agua y el fuego quedaron entrelazados.
Pero un lamentable suceso ocurrió esa noche, un problema en la computadora que controlaba al pebetero, impidió por unos 3 minutos que el mismo no continuara subiendo a través de una inmensa cascada de agua y luces hasta la cima del estadio olímpico, por suerte para muchos tanto la orquesta como Katy Freeman siguieron allí, la orquesta siguió tocando la melodía y Katy Freeman valientemente se quedó en espera que el pebetero continuará su camino, finalmente tras 3 milenarios minutos el pebetero llegó a su destino.
Luego en declaraciones a la prensa la velocista Katy Freeman expresó que esos tres minutos de problemas con el pebetero, fueron como siglos o milenios. A pesar del pequeño inconveniente la ceremonia inaugural dirigida por Ric Birch en Sydey 2000, fue magnífica, recordada por muchos, alabada por la prensa, un show que mostró el pasado, el presente y el futuro de Australia, vista a través del sueño de una niña como símbolo de la inocencia y de la confianza en la juventud del futuro.
Sydney y sus ceremonias (inauguración y clausura) serán recordadas por la grandiosidad con que fueron ejecutadas, dirigidas por el famoso director artístico australiano Ric Birch quien ya había participado en los equipos realizadores de otras ceremonias como Los Ángeles 84, Barcelona 92, Salt Lake City 2002, Turín 2006.
La gran experiencia de Ric Birch permitió ofrecer una grandiosa ceremonia inaugural, en la que el agua, la flora, el fuego, los aborígenes y la colonización australiana estuvieron presentes.
La ceremonia comenzó con el ya habitual conteo regresivo, luego varios jinetes formaron los 5 aros olímpicos y posterior inició el momento artístico de aquella noche, la ceremonia giró en torno al sueño de una niña que había ido a tomar el sol a la playa y quedo dormida, en su sueño fue sumergida en las profundidades del océano y al despertar encontró a un estadio convertido en un inmenso océano lleno de peces y una variedad de vida submarina, esta sección se llamó "El sueño del mar profundo".
Luego vinieron otros momentos como uno dedicado a la flora de Australia, en esta sección todo el estadio se trasformó en un paisaje lleno de flores que eran interpretaciones de bailarines, inmensas coreografías formaban flores, pétalos, capullos; posteriormente el fuego se hizo presente en el estadio en otra sección, de esta manera se recorrió la historia de Australia vista a través de una niña, vinieron otros momentos como la colonización de la isla-continente y finalmente la visión del futuro prometedor.
El momento cumbre sin dudas fue el encendido del pebetero que desde la edición de Barcelona 92, había sido transformado en el mejor secreto guardado, quien encendería el pebetero fue un misterio casi hasta el último minuto, finalmente Katy Freeman una deportista de origen aborigen fue la seleccionada, la elección no fue casual, de este modo se puso fin a un largo período marcado por el desprecio y/o racismo hacia los aborígenes australianos.
El penúltimo relevo pasó la antorcha a Katy Freeman, quien vestía un traje muy pegado a la piel como para bucear, Katy subió unas escaleras que conducían a una especia de pequeño lago cubierto por agua, el cual se encontraba en el medio de la orquesta que ofreció su melodía a la ceremonia, Katy muy emocionada se posicionó en medio del agua y condujo la antorcha que sostenía en una de sus manos hacia el agua la cual comenzó a desprender fuego, entonces emergiendo del agua y a la vista de todos, comenzó a elevarse el pebetero a través de Katy, puesto que el pebetero tenía un hueco en el medio en donde se encontraba Katy, el pebetero emergió y una cascada de agua caía alrededor de Katy, de esta manera el agua y el fuego quedaron entrelazados.
Pero un lamentable suceso ocurrió esa noche, un problema en la computadora que controlaba al pebetero, impidió por unos 3 minutos que el mismo no continuara subiendo a través de una inmensa cascada de agua y luces hasta la cima del estadio olímpico, por suerte para muchos tanto la orquesta como Katy Freeman siguieron allí, la orquesta siguió tocando la melodía y Katy Freeman valientemente se quedó en espera que el pebetero continuará su camino, finalmente tras 3 milenarios minutos el pebetero llegó a su destino.
Luego en declaraciones a la prensa la velocista Katy Freeman expresó que esos tres minutos de problemas con el pebetero, fueron como siglos o milenios. A pesar del pequeño inconveniente la ceremonia inaugural dirigida por Ric Birch en Sydey 2000, fue magnífica, recordada por muchos, alabada por la prensa, un show que mostró el pasado, el presente y el futuro de Australia, vista a través del sueño de una niña como símbolo de la inocencia y de la confianza en la juventud del futuro.
1 comentario:
no recuerdo lo que paso, pero si que debió pasarla mal, la velocista, bajo esa presión y viéndola todo el mundo.
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