En el año 2004 volvieron los Juegos Olímpicos a su cuna, después de haber perdido en la anterior postulación frente a Atlanta, de hecho Atenas tenía todo el derecho a celebrar las olimpiadas en el año 1996 al conmemorarse en ese entonces los 100 años de los juegos modernos, a pesar del fracaso en aquella ocasión, Atenas alcanzó la victoria en la 106 Sesión del COI en septiembre de 1997.
El comité organizador de los juegos seleccionó al frente de las ceremonias al reconocido coreógrafo Dimitris Papaioannou, quien había logrado una interesante carrera artística y alcanzado varios reconocimientos por sus obras entre las cuales destacada "Medea".
Sobre los detalles de esta ceremonia se supo bien poco, así que la gran mayoría de las personas pensamos enseguida en la mitología griega en torno a la ceremonia lo cual de hecho marcó el eje central de la misma.
La ceremonia se desarrolló en un estadio de arcos remodelado por el modernista arquitecto Antonio Calatrava, como ya se ha hecho habitual inició con el conteo regresivo en el cual se podía escuchar los latidos del corazón con cada segundo regresivo. Posteriormente un mensaje en griego inició la parte artística.
El primer impacto que todos vimos en el estadio fue que casi todo el centro del estadio era una especie de laguna inmensa, en otras palabras casi todo el estadio estaba inundado en agua y con las luces parecía un inmenso espejo, posteriormente a través de un video proyectado en una de las grandes pantallas se ofreció un recorrido visual por las tierras de toda Grecia, hasta llegar a las ruinas de un antiguo estadio utilizado en los primeros juegos olímpicos de la antigüedad precisamente en Grecia. Paralelamente al video comenzaron a entrar al estadio unas decenas de músicos portando guitarras y tambores, mientras en la pantalla apareció sobre las ruinas del estadio de la antigüedad un hombre portando un tambor que comenzó a tocar, uno de los músicos en el estadio camino hasta el agua y comenzó a tocar a la par del que estaba en la pantalla y fue entonces que un fuego artificial desde uno de los extremos del estadio y en forma de cometa cayo al inmenso lago en el estadio en el cual se encendieron sobre la superficie del agua los cinco aros olímpicos y esto fue un fragmento que hoy en día se recuerda mucho todavía.
Luego vinieron los momentos protocolares de toda ceremonia, el izado de las bandera, los himnos, las discursos, más adelante la ceremonia siguió su paso con otros momentos artísticos en el que se escuchó un fragmento de Giorgos Seferis mientras un centauro caminando lanzaba una flecha brillante hacia el centro del lago, del cual emergía una figura, la primera interpretación del cuerpo humano que luego se fue desprendiendo en otra figura y formas, hasta llegar a un cuadro que giraba y sobre el un hombre, luego cada parte desprendida flotaba por el estadio representando a las islas griegas en el mediterráneo y sobre cada una de ellas se proyectaron con láser imágenes y descubrimiento de la humanidad.
Después de este mágico momento los pedazos flotantes se colocaron sobre el agua y comenzó otra sección llamada Clepsidra, en la que a través de numerosas carrozas alegóricas, se hizo un recorrido bastante amplio por la historia griegas, la interpretación de esta sección mereció premios internacionales posteriormente en cuanto a vestuario y el maquillaje que propició una vista 2D de las mismas.
En la última carroza iba una mujer embarazada, que al bajarse camino hacia el lago de agua, alzo sus brazos y de su barriga salió una intensa luz, en esta sección se hizo una especie de homenaje a la vida, en el centro del lago se proyecto una holografía sobre finas partículas de agua en la cual se formó las moléculas del ADN que giraron hasta desaparecer.
A continuación se filtro todo el agua y estadio quedó seco en cuestiones de 3 minutos, las "islas flotantes" formaron una montaña de la cual emergió un árbol de olivos. Para luego comenzar el desfile de las delegaciones. Momentos más tarde cuando se encontraba todas las delegaciones la cantante irlandesa Börk interpretó Oceanía la canción de los juegos (que no tuvo tanta repercusión como Amigos para siempre en Barcelona 92).
Finalmente el momento cumbre: el encendido del pebetero, que inició con el habitual recorrido de la antorcha por todo el estadio, hasta que fue llevada al último portado quien subió unas escaleras, mientras el pebetero diseñado por Antonio Calatrava giraba hacia el portador, este inclinó la llama y de esta manera el pebetero se encendió, una forma muy sui generis de encender la llama, creo personalmente que fue la forma correcta en la que Atenas debió haber encendido y diseñado el pebetero esa y no otra.
Sin dudas la ceremonia fue catalogada por la prensa como mágica, innovadora, el uso del agua en el estadio, la interpretación de las islas griegas, la mitología y el encendido de la antorcha, hicieron de Atenas una digna sede para aclamar siempre por la fastuosidad y sencillez de su espectáculo.