Hace un mucho tiempo ya, caminando por un viejo camino, encontré una colina, que siempre había estado al alcance de mi vista, solo que mi vista no la había descubierto, ese día decidí caminar hasta su cima no se que con que objetivo pero necesitaba encontrar algo allá. Con pasos cansados, entre pinos y piedras fui avanzando hasta llegar a la cumbre, al llegar me pregunté ¿por qué no te había encontrado antes?, era un lugar perfecto para meditar, recuerdo claramente había un pino muy alto con raíces muy gruesas enterradas hasta la profundidad del suelo y una vista hermosa, desde donde se podía divisar un extenso valle a lo lejos, la brisa era acogedora, decidí pues nombrar aquella colina con un nombre ahora no recuerdo cual era pero era algo así como “La colina del viento ”, desde aquel momento me escapaba unas horas al día hasta aquel rincón solo para estar solo, eran tiempos difíciles para mí y meditar era mi único aliento.
Mucho tiempo después deje de visitar aquel lugar, las malas hiervas en mi lugar ocuparon el camino, borraron toda huella de mis estancias y solo quedaban a la vista las ramas más finas del pino, señoreando por encima de todo, fui yo en aquel momento, fueron muchos antes de mí, serán más en el futuro, quizás sin nombre, quizás con muchos nuevos, pero estará allí, para demostrarnos a todos cuanto necesitamos de un buen abrigo, de una buena brisa que te susurre al oído tus pasos.
Mucho tiempo después deje de visitar aquel lugar, las malas hiervas en mi lugar ocuparon el camino, borraron toda huella de mis estancias y solo quedaban a la vista las ramas más finas del pino, señoreando por encima de todo, fui yo en aquel momento, fueron muchos antes de mí, serán más en el futuro, quizás sin nombre, quizás con muchos nuevos, pero estará allí, para demostrarnos a todos cuanto necesitamos de un buen abrigo, de una buena brisa que te susurre al oído tus pasos.