Para nadie es un secreto que los Juegos Olímpicos de Rio 2016 presentan problemas, diría más graves problemas que atentan contra la organización de los mismos, muchos nos preguntamos qué ha pasado en Brasil, qué ha sido de aquella euforia en la playa de Copacabana en el 2009 cuando recibieron el alegrón de que organizarían la cita, lo cierto es que no hay muchas respuestas adecuadas habría que estar en el día a día de los cariocas para conocer los hechos.
Si bien es cierto que es la oportunidad que Brasil ha estado esperando para demostrar con creces su expansión mundial como economía emergente, no la ha aprovechado a la máxima, a menos de 3 años para el evento muchas han sido las insatisfacciones y aún persisten. Casos de corrupción, destitución de varios ministros de deportes, huelgas en las obras en construcción, la falta de agilidad para resolver problemas, falta de infraestructura y aún tenemos a una ciudad que aún no está preparada para asumir el aluvión que se viene.
Los problemas son demasiados graves y aún más en una de las ciudades latinas con mayor violencia, a estas alturas no se ha comenzado a construir el Parque Olímpico, se mostraron recientemente las imágenes virtuales del proyecto pero aún no se ha ejecutado nada y el tiempo corre, incluso hay quienes opinan que esta desorganización influyó para que Tokio fuese elegida para los juegos del 2020.
A mi modo de ver las cosas, Brasil está perdiendo la gran oportunidad de demostrar que pueden realizar estos grandes eventos, una olimpiada no es cualquier cosa, es algo sumamente serio y tomar la decisión de organizarlas no es algo tomado a la ligera, a estas alturas en el 2009 imaginaba un gran avance en las obras pero como dije antes hay muchos paros.
La lista de problemas va desde una mala infraestructura en el transporte urbano, hasta el hecho que aún hoy no se ha elegido el proyecto para el estadio de atletismo e incluso preocupa el Maracaná con el tema de las ceremonias de inauguración y clausura.
En resumen se hablo mucho y se está haciendo poco, aún queda algo de tiempo tengo esperanzas que cumplan los plazos previstos y luego nos dejen con la boca abierta.
Si bien es cierto que es la oportunidad que Brasil ha estado esperando para demostrar con creces su expansión mundial como economía emergente, no la ha aprovechado a la máxima, a menos de 3 años para el evento muchas han sido las insatisfacciones y aún persisten. Casos de corrupción, destitución de varios ministros de deportes, huelgas en las obras en construcción, la falta de agilidad para resolver problemas, falta de infraestructura y aún tenemos a una ciudad que aún no está preparada para asumir el aluvión que se viene.
Los problemas son demasiados graves y aún más en una de las ciudades latinas con mayor violencia, a estas alturas no se ha comenzado a construir el Parque Olímpico, se mostraron recientemente las imágenes virtuales del proyecto pero aún no se ha ejecutado nada y el tiempo corre, incluso hay quienes opinan que esta desorganización influyó para que Tokio fuese elegida para los juegos del 2020.
A mi modo de ver las cosas, Brasil está perdiendo la gran oportunidad de demostrar que pueden realizar estos grandes eventos, una olimpiada no es cualquier cosa, es algo sumamente serio y tomar la decisión de organizarlas no es algo tomado a la ligera, a estas alturas en el 2009 imaginaba un gran avance en las obras pero como dije antes hay muchos paros.
La lista de problemas va desde una mala infraestructura en el transporte urbano, hasta el hecho que aún hoy no se ha elegido el proyecto para el estadio de atletismo e incluso preocupa el Maracaná con el tema de las ceremonias de inauguración y clausura.
En resumen se hablo mucho y se está haciendo poco, aún queda algo de tiempo tengo esperanzas que cumplan los plazos previstos y luego nos dejen con la boca abierta.
III Escuela Internacional de Invierno en la UCI del 17 al 28 de febrero del 2014. Ver www.uci.cu