Para los que no sepan del slogan utilizado en este título, les informo que es un lema que se puede leer en una loza a la entrada del Poder Popular en Manzanillo (Alcaldía), por cierto bastante viejo y quizás casi estoy seguro fue utilizado en su época de esplender económico y social.
Ahora bien, centrándome en el asunto principal de este artículo quiero dar un aviso de la crítica situación de esta ciudad, ya es un tema que he tratado a lo largo de mi blog en varios post, pero por su importancia me urge tratarlo una y otra vez con la esperanza que llegue o sea oído por las correspondientes personas.
Cada día que pasa Manzanillo como ciudad empeora a cada instante, sus principales edificios iconos de una rica arquitectura están en peligro inminente de derrumbarse y pero aún, pueden ocasionar lamentables pérdidas humanas, recientemente trate el tema del Hotel Inglaterra y su demolición, que ahora en mis últimos recientes viajes a la ciudad, he conocido que luego de aprobarse un presupuesto para construir un edificio residencial en su lugar, el proyecto está en el limbo pues se comenta que no hay fondos para construirlo así que tanto familias como pobladores seguirán compartiendo por mucho tiempo la imagen a la que ya nos hemos habituados, un gran solar yermo muy parecido a Varsovia tras la segunda guerra mundial.
La imagen se repite a cada cuadra, esquinas apuntaladas para no derrumbarse, calles rotas, aceras llenas de hueco y hasta de fosas desbordadas, el Inglaterra se derrumbaría eso esta claro solo que se adelantó el proceso, pero igual esto ya es un efecto dominó al que le seguirán otros edificios, uno camina por el centro histórico y nos damos cuenta que es como si estuviésemos en una ciudad Europea en plena segunda guerra mundial, Manzanillo bien pudiera ser Berlín o Varsovia.
Lo peor de todo sigue siendo la falta de voluntad gubernamental para tratar aunque tarde ya de salvar lo que queda, recientemente leí un artículo de Fernando Rosenberg de la BBC sobre los experimentos que se vienen haciendo en las provincias cubanas de Artemisa y Mayabeque en cuanto a la gestión de los "Consejos de la Administración", a los cuales en ambas provincias se les ha dado mayor determinación y autonomía, un experimento que espero se aplique pronto al resto de las provincias cubanas, haber si finalmente Manzanillo podrá tomar decisiones con independencia de la provincia, pero tomar decisiones autónomas no significa un mejoramiento en la calidad de vida, más bien se tendrán que ir desarrollando proyectos locales que impulsen el desarrollo integral del municipio, en especial el de la ciudad.
Manzanillo debe estudiar las oportunidades de mercado, rescatar el turismo internacional, crear foros empresariales y de negocios entre estatales y privados, debe iniciar una planificación urbana en especial para su deteriorado centro histórico, el cual tiene potencialidades para impulsar el turismo de ciudad, solo así el slogan podrá cumplirse hay que hacer renacer a esta ciudad olvidada, no podemos seguir esperando por las decisiones de más arriba que estamos convencidos no llegarán, debemos empezar por nosotros mismos, es nuestra ciudad y solo en nosotros está la iniciativa para rescatarla o simplemente esperar a que se derrumbe.
Ahora bien, centrándome en el asunto principal de este artículo quiero dar un aviso de la crítica situación de esta ciudad, ya es un tema que he tratado a lo largo de mi blog en varios post, pero por su importancia me urge tratarlo una y otra vez con la esperanza que llegue o sea oído por las correspondientes personas.
Cada día que pasa Manzanillo como ciudad empeora a cada instante, sus principales edificios iconos de una rica arquitectura están en peligro inminente de derrumbarse y pero aún, pueden ocasionar lamentables pérdidas humanas, recientemente trate el tema del Hotel Inglaterra y su demolición, que ahora en mis últimos recientes viajes a la ciudad, he conocido que luego de aprobarse un presupuesto para construir un edificio residencial en su lugar, el proyecto está en el limbo pues se comenta que no hay fondos para construirlo así que tanto familias como pobladores seguirán compartiendo por mucho tiempo la imagen a la que ya nos hemos habituados, un gran solar yermo muy parecido a Varsovia tras la segunda guerra mundial.
La imagen se repite a cada cuadra, esquinas apuntaladas para no derrumbarse, calles rotas, aceras llenas de hueco y hasta de fosas desbordadas, el Inglaterra se derrumbaría eso esta claro solo que se adelantó el proceso, pero igual esto ya es un efecto dominó al que le seguirán otros edificios, uno camina por el centro histórico y nos damos cuenta que es como si estuviésemos en una ciudad Europea en plena segunda guerra mundial, Manzanillo bien pudiera ser Berlín o Varsovia.
Lo peor de todo sigue siendo la falta de voluntad gubernamental para tratar aunque tarde ya de salvar lo que queda, recientemente leí un artículo de Fernando Rosenberg de la BBC sobre los experimentos que se vienen haciendo en las provincias cubanas de Artemisa y Mayabeque en cuanto a la gestión de los "Consejos de la Administración", a los cuales en ambas provincias se les ha dado mayor determinación y autonomía, un experimento que espero se aplique pronto al resto de las provincias cubanas, haber si finalmente Manzanillo podrá tomar decisiones con independencia de la provincia, pero tomar decisiones autónomas no significa un mejoramiento en la calidad de vida, más bien se tendrán que ir desarrollando proyectos locales que impulsen el desarrollo integral del municipio, en especial el de la ciudad.
Manzanillo debe estudiar las oportunidades de mercado, rescatar el turismo internacional, crear foros empresariales y de negocios entre estatales y privados, debe iniciar una planificación urbana en especial para su deteriorado centro histórico, el cual tiene potencialidades para impulsar el turismo de ciudad, solo así el slogan podrá cumplirse hay que hacer renacer a esta ciudad olvidada, no podemos seguir esperando por las decisiones de más arriba que estamos convencidos no llegarán, debemos empezar por nosotros mismos, es nuestra ciudad y solo en nosotros está la iniciativa para rescatarla o simplemente esperar a que se derrumbe.