Este es otro de mis más freakis post´s, otro dedicado a esa excelente obra del escritor ingles J.R.R Tolkien que es todo lo referido a la Tierra Media, hoy quiero escribir con las mismas ganas con las que miro al viajero Eärendil surcar el cielo cada noche (planeta Venus), los elfos (eldar, noldor, y posteriores nombres) los primeros nacidos, y los condenados a partir para siempre de un mundo que opacó la gloria y el esplendor de los días antiguos, cruzaron el mar, sí, están más halla de donde nuestro pensamiento no puede explorar, en los confines del universo, en tierras imperecederas, esperando un futuro incierto, oculto tras cortinas de luz, sin conocer aún su destino, el destino que solo Illuvatar o Erú el único conoce, sus corazones aún son perturbados por el adiós, por el remordimiento de haber abandonado la tierra que les dio cobijo, aún podemos escuchar sus lamentos en los bosques vírgenes del norte, que guardan los secretos de días postreros.
Condenados, sí, los puertos grises aún esperaban en la ya lejana y olvidada tercera edad su partida, su era tocaba fin, y la tierra se volvió fría y cruel, y las hojas no brotaron más al este del mar, y los arroyos no sintieron más el deseo de correr al mar, y así partieron los últimos, nos dejaron, oh que injustos fueron, nos dejaron solos, en medio de la nada, sin un consuelo, solo dolor, pues la Estrella de la Tarde se había marchado entre sombras de una tarde de invierno, pero no encontró más que lamento y pena, y sus lágrimas fueron el cruel dolor de la eternidad, y su rostro pálido sentía correr las lágrimas, pero aún el amor más grande está lleno de dolor y pena, y así como fue olvidada de la mente de los hombres que vendrían luego, seremos olvidados como las hojas doradas de los árboles al caer.